Friday, September 28, 2007

AY… LAS METIDAS DE PATA


Por: Gina Romero González
En Evitar Bolívar, al igual que en muchos pueblos de la costa, las muchachitas humildes acostumbran a salirse de sus casas cuando han sido “perjudicadas”, Katherine Payares, oriunda de esta población no fue la excepción y como ella misma cuenta a los dieciséis por andar “jugando con fuego” le tocó salirse con su novio.

Katherine actualmente tiene 23 años y es la segunda de seis hermanos; su madre se dedica a cuidar a sus nietos en casa mientras su padre ordeña vacas en el pueblo; ella que sólo estudió hasta segundo de primaria, en una escuelita pública, se dedicó en su infancia y juventud a ayudar en las labores del hogar y comenzó a trabajar de empleada doméstica desde los 18 años, hasta el día de hoy.

Cuando Katherine cumplió 16, conoció al que hoy es padre de sus dos hijos, un día cualquiera ella se disponía a hacerle un mandado en la tienda a su mama y en el camino recibió una propuesta de su novio de irse a vivir juntos, “yo no estaba embarazada de él, lo que pasa es que ya habían pasado dos semanas desde que me perjudicó, y habían rumores en el pueblo y les podían contar a mis papás”; ese día Katherine no regresó a su casa, y al poco tiempo los vecinos le dijeron a su madre que ella se había “salido” con un muchacho.

Salirse, no es más que irse por vergüenza de la casa de sus padres por haber tenido relaciones sexuales con su novio antes de haber recibido la bendición de un cura, o por lo menos la autorización de un notario; lo cierto es que ya Katherine se había salido y sin pensarlo mucho se fue a vivir a la casa de la familia de su novio, el que desde ese día era su marido.

En los pueblos hay costumbres muy arraigadas y porque no decir ortodoxas. En Evitar un pueblito que se camina en un día, cuando una muchachita se sale, como una regla casi sagrada, tiene que regresar a su casa a los tres días, ni uno más, ni uno menos; pero eso no es todo, ella debe ir acompañada por su marido, el padre de su marido y una persona respetable del pueblo, ¿porque? no sé, pero así se ha venido cumpliendo por años o por lo menos desde que ella tiene conciencia.

Al tercer día, así como Jesús resucitó entre los muertos, Katherine fue a su casa, claro está, con todos los personajes que requería esta diligencia. El muchacho lleno de nervios le explicó al padre las intenciones que tenía con su hija, ella no despegaba su mirada del piso, sabía que no había hecho las cosas como
le habían enseñado sus padres desde pequeña, sin embargo ya el daño estaba hecho y a su familia no le quedaba más que resignarse y apoyar a su hija en esta nueva etapa que estaba viviendo.

Al poco tiempo ella quedó embarazada, y dio a luz a una niña, dos años después tuvo un varón y al poco tiempo su maridito la abandonó y “perjudico” a otra, desde entonces a Katherine le tocó aventurar en Cartagena y buscar un trabajo, para poder darle de comer a sus hijos, estas dos criaturas que no tenían la culpa de la irresponsabilidad de sus padres.

Por la poca educación a ella no le quedo más remedio que conseguir trabajo de empleada domestica, y ganando menos del mínimo ha levantado a sus hijos. Cada vez que sus patrones le dan permiso, viaja a su pueblo a visitar a Doris de 6 años y keiner de 4, esas dos razones que la impulsan a trabajar muy duro para darles una vida digna; no hay mayor alegría para ella que tomar ese bus chatarrudo que demora cuarto horas y media en llevarla a su casa a visitar a los que quiere.

Le pregunte antes de irme, que qué pasaría si cuando Doris creciera le llegara con la misma historia con la que ella le llegó a sus padres, y me miro con asombro y me dijo que a su hija eso no le iba a pasar.

Katherine no tiene mayores aspiraciones para su futuro, ella no sueña con estudiar, ni con conseguir un mejor empleo, de hecho no aceptó la propuesta de otro muchacho de su pueblo para vivir juntos, porque era más morenito que el papá de sus hijos y ella no quería “empeorar la raza”; Katherine lo que anhela únicamente es sacar adelante a sus hijos, y que por lo menos ellos tengan una mejor educación que ella y un pan que llevarse a la boca todos los días.

2 comments:

Byron said...

hola gina,que mal que uses a tu empleada para tus fines periodísticos, sal a la calle.
Aprovechando tu texto te pregunto:
nos salimos???

Julieta Romero said...

sabrosa muy sabrosa... sabe parecido a cuando almorzamos en tu casa.