Friday, September 28, 2007

Y ahora en cartagena ¿quíen podra defendernos?

Por: Gina Romero Gonzalez























Desplazarse por el centro de Cartagena, no es tarea fácil, y mucho menos para quienes no tenemos un carro para movilizarnos. Las calles más concurridas de este sector son las que tienen mayor número de establecimientos comerciales; entre ellas podemos destacar la calle de la moneda, la Primera y Segunda de Badillo y la de la cruz; y definitivamente transitar por ellas es atravesar una carrera de obstáculos.

En primer lugar te encuentras con que no puedes transitar por los andenes dispuestos para los peatones, ya que han sido invadidos por vendedores ambulantes que además de dificultarte el paso, te acosan para que adquieras los productos que venden.

En la calle Primera de Badillo La oferta de productos está sectorizada; por una parte encontramos a los vendedores de frutas, paraguas y dulces típicos; más adelante se ubican los que comercian con chancletas y repuestos para licuadoras, y en frente están los vendedores de accesorios para damas, gafas, radios, calculadoras, entre otros.

Cuando un peatón se encuentra con esta avalancha de invasores del espacio público, que lo invitan insistentemente a que le compre algo que quizá no necesita, no le queda de otra que abandonar la acera y lanzarse a las calles a esquivar los vehículos que transitan por ese lugar, para ver si logra avanzar rápidamente y llegar al lugar hacia donde se dirige.

Pero eso no es todo, los vendedores de minutos de celular, aparecen desprevenidamente a tu paso, gritándote casi al oído la palabra “llamadas”, a esos te toca recordarles que tú no les has solicitado nada, diciendo “no gracias”, otros simplemente los ignoran y siguen su paso rápido, expectantes a ver que otra situación les tocará sortear a pocos metros.

Nunca falta el indigente que se está sentado en el piso y al que te toca literalmente saltar y decirle en voz baja “no tengo”, para evitar sacar la monedita de $200 que él espera que coloques en su mano extendida, él dice que es para darle de comer a sus hijos o comprar alguna medicina, y tu no se la das porque sencillamente piensas que es para “comprar vicios”.


En esta carrera de obstáculos no sólo tienes que sortear las diferentes situaciones que he mencionado anteriormente, también tienes que salvaguardar “un tesoro”, tus pertenencias, ya que si te descuidas, éstas serán substraídas de tu bolso, cartera, paquete o bolsillo, sin ningún tipo de consideración y no permitirán que llegues victorioso a la meta, o por lo menos con plata.

Los cartageneros, por la constante tensión con que se desplazan por el centro histórico, no se detienen a observar los monumentos y la arquitectura que hacen de la ciudad, el principal destino turístico del país y siguen con paso apresurado su camino olvidándose del entorno y de los seres que lo rodean, ya que posiblemente están retrasados.

Son pocos los espacios de socialización e intercambio cultural que encontramos en este sector, y los que hay en su mayoría son ocupados por pensionados o desempleados, ya que el resto de la gente no cuenta con tiempo como para sentarse en un parque y ponerse a discutir con los demás acerca de los problemas que aquejan a la ciudad o de los últimos escándalos que se han presentado en la vida pública.

Definitivamente caminar por el corralito de piedra en un día hábil, no se parece en nada al ambiente de tranquilidad y belleza que se ven los comerciales o fotos de revistas que promocionan nuestra ciudad a nivel nacional e internacional. La problemática de pobreza y miseria que tiene Cartagena en los sectores más deprimidos, se ha ido sumergiendo poco a poco en la tasita de plata explotada por el gremio del turismo y los gobernantes de la heroica, y se ha vuelto casi incontrolable.

El desempleo, la falta de cultura ciudadana y de gestión del gobierno, han hecho de los problemas de Cartagena una bola de nieve que arrastra a muchos y crece cada vez más.

¿Será que hay que tocar fondo para que se gestione una verdadera solución en la ciudad?, lo cierto que todos somos culpables y víctimas de la realidad que vivimos y si no proponemos iniciativas que generen un cambio, muy pronto llegaremos a pique y ahí sí como dicen en la serie del Chapulín Colorado ¿Quién podrá defendernos?

AY… LAS METIDAS DE PATA


Por: Gina Romero González
En Evitar Bolívar, al igual que en muchos pueblos de la costa, las muchachitas humildes acostumbran a salirse de sus casas cuando han sido “perjudicadas”, Katherine Payares, oriunda de esta población no fue la excepción y como ella misma cuenta a los dieciséis por andar “jugando con fuego” le tocó salirse con su novio.

Katherine actualmente tiene 23 años y es la segunda de seis hermanos; su madre se dedica a cuidar a sus nietos en casa mientras su padre ordeña vacas en el pueblo; ella que sólo estudió hasta segundo de primaria, en una escuelita pública, se dedicó en su infancia y juventud a ayudar en las labores del hogar y comenzó a trabajar de empleada doméstica desde los 18 años, hasta el día de hoy.

Cuando Katherine cumplió 16, conoció al que hoy es padre de sus dos hijos, un día cualquiera ella se disponía a hacerle un mandado en la tienda a su mama y en el camino recibió una propuesta de su novio de irse a vivir juntos, “yo no estaba embarazada de él, lo que pasa es que ya habían pasado dos semanas desde que me perjudicó, y habían rumores en el pueblo y les podían contar a mis papás”; ese día Katherine no regresó a su casa, y al poco tiempo los vecinos le dijeron a su madre que ella se había “salido” con un muchacho.

Salirse, no es más que irse por vergüenza de la casa de sus padres por haber tenido relaciones sexuales con su novio antes de haber recibido la bendición de un cura, o por lo menos la autorización de un notario; lo cierto es que ya Katherine se había salido y sin pensarlo mucho se fue a vivir a la casa de la familia de su novio, el que desde ese día era su marido.

En los pueblos hay costumbres muy arraigadas y porque no decir ortodoxas. En Evitar un pueblito que se camina en un día, cuando una muchachita se sale, como una regla casi sagrada, tiene que regresar a su casa a los tres días, ni uno más, ni uno menos; pero eso no es todo, ella debe ir acompañada por su marido, el padre de su marido y una persona respetable del pueblo, ¿porque? no sé, pero así se ha venido cumpliendo por años o por lo menos desde que ella tiene conciencia.

Al tercer día, así como Jesús resucitó entre los muertos, Katherine fue a su casa, claro está, con todos los personajes que requería esta diligencia. El muchacho lleno de nervios le explicó al padre las intenciones que tenía con su hija, ella no despegaba su mirada del piso, sabía que no había hecho las cosas como
le habían enseñado sus padres desde pequeña, sin embargo ya el daño estaba hecho y a su familia no le quedaba más que resignarse y apoyar a su hija en esta nueva etapa que estaba viviendo.

Al poco tiempo ella quedó embarazada, y dio a luz a una niña, dos años después tuvo un varón y al poco tiempo su maridito la abandonó y “perjudico” a otra, desde entonces a Katherine le tocó aventurar en Cartagena y buscar un trabajo, para poder darle de comer a sus hijos, estas dos criaturas que no tenían la culpa de la irresponsabilidad de sus padres.

Por la poca educación a ella no le quedo más remedio que conseguir trabajo de empleada domestica, y ganando menos del mínimo ha levantado a sus hijos. Cada vez que sus patrones le dan permiso, viaja a su pueblo a visitar a Doris de 6 años y keiner de 4, esas dos razones que la impulsan a trabajar muy duro para darles una vida digna; no hay mayor alegría para ella que tomar ese bus chatarrudo que demora cuarto horas y media en llevarla a su casa a visitar a los que quiere.

Le pregunte antes de irme, que qué pasaría si cuando Doris creciera le llegara con la misma historia con la que ella le llegó a sus padres, y me miro con asombro y me dijo que a su hija eso no le iba a pasar.

Katherine no tiene mayores aspiraciones para su futuro, ella no sueña con estudiar, ni con conseguir un mejor empleo, de hecho no aceptó la propuesta de otro muchacho de su pueblo para vivir juntos, porque era más morenito que el papá de sus hijos y ella no quería “empeorar la raza”; Katherine lo que anhela únicamente es sacar adelante a sus hijos, y que por lo menos ellos tengan una mejor educación que ella y un pan que llevarse a la boca todos los días.

SEXO O NO SEXO?, ESA ES LA CUESTIÓN


Por: Gina Romero González


Los tiempos han cambiado mucho y la manera de ver a la sexualidad es muy diferente, lo que antes era un verdadero tabú del que se hablaba en secreto, y el que solo podías experimentar luego de haber recibido la bendición de un cura, o por lo menos la autorización de un notario; hoy para las sociedades liberales, es un acto natural que se debe hacer por decisión propia consiente y responsablemente.

Las relaciones sexuales obedecen a una necesidad física, que no se debe desconocer, sin embargo hay que tener un nivel de madures y responsabilidad para poder afrontarlas de la manera adecuada, y es que cuando un joven decide tener sexo con su pareja, no sólo lo debe hacer pensando en el placer que estas le puedan generar, sino analizando todo lo que ellas implican y sus posibles consecuencias.

Podría decirse que en sociedades que aún no son completamente liberales, como la nuestra, los temas que tienen que ver con la sexualidad, son vistos desde ángulos muy opuestos; por una lado están quienes aceptan esta condición del ser humano como algo natural, y por ende no lo censuran, en ese bando están, los psicólogos y muchos, muchos jóvenes de esta generación; y por otra parte, están quienes adoptan una posición un poco más conservadora y porque no decir ortodoxa, que prefieren que este tema no sea tocado abiertamente y que ven la abstinencia como la única salida correcta; este otro grupo lo conforma las iglesias y una cantidad de papas anticuados que no se resignan a aceptar que sus “bebés” ya crecieron.

Ciertamente no todos los jóvenes están preparados para este paso, es por ello que deben asesorarse con personas especializadas, que le puedan ofrecer una visión más amplia de lo que implica tener relaciones sexuales, y de lo importante que es conocer muy bien a su pareja y que ambos sepan pueden estar expuestos a muchos riesgos, por ejemplo un embarazo no deseado, o la contracción de una enfermedad de transmisión sexual.

Y si la cuestión es ¿sexo o no sexo? La respuesta solo la tiene usted, y por su puesto su pareja; lo importante es la responsabilidad y saberse cuidar para que luego no hayan arrepentimientos, “sexo seguro”, es el discurso que se está manejando hoy desde los medios de comunicación y desde las campañas de educación sexual, no lo olvide “es mejor prevenir que tener que lamentar”.

LEY DE TRANSFERENCIAS ¿JUSTA O INJUSTA?


POR: GINA ROMERO GONZÁLEZ

Los maestros y estudiantes del sector oficial apoyan por estos días un nuevo intento por desmontar el régimen de transferencias a departamentos y municipios, que fue aprobado el pasado mes de junio.
La formación de un comité para recoger firmas con las que se presentará un proyecto de referendo al Congreso, es una iniciativa promovida por el partido Liberal, el Polo Democrático Alternativo, y las centrales sindicales. Al menos 1,34 millones de firmas deben ser recogidas para que el gobierno considere válida la iniciativa y el Congreso pueda tramitar un proyecto de ley.

La aprobación de la “ley de trasferencias” que hizo sus primeros recortes al presupuesto destinado al situado fiscal, con el que se subsidia la salud y la educación en Colombia; tiene al sector de la educación unido en la recolección de firmas en muchas ciudades del país, porque ya están sintiendo las consecuencias de dichos recortes.

Según unas cifras suministradas en por el representante del Polo Democrático Alternativo, Oscar Rodríguez Salazar, Colombia quedaría con 1´685.354 cupos menos en la educación, básica primaria, secundaria y de pregrado para el próximo año; lo cual va en contra vía del derecho fundamental de los niños y jóvenes de acceder a una educación por parte de las instituciones públicas.

La ley de trasferencias justifica estos recortes de presupuesto, con el argumento de disminuir el déficit fiscal, aumentando el porcentaje de abono a la deuda externa y disminuyéndose, por ende, las trasferencias ordinarias y las del situado fiscal.

Para la comunidad estudiantil, este mecanismo es una atropello para la educación en Colombia, sin embargo y si analizamos la inversión del estado en los últimos años a las universidades públicas, comparado con el nivel de deserción estudiantil y adicionándole el número de profesionales egresados de estas instituciones que se encuentran laborando en el exterior, podemos decir que la inversión que está realizando el estado en el talento humano de sus habitantes; no está siendo tan productivo para el país.

Por su parte, las instituciones de básica primaria que en años anteriores, requerían de un pequeño aporte por parte de los estudiantes para su financiación, desde que son completamente gratuitas han aumentado los niveles de deserción estudiantil y ha disminuido la demanda por este servicio.

Con el anterior análisis no quiero decir que las medidas que está implementando el gobierno con la llamada Ley de Trasferencias, sean las adecuadas, porque no lo veo así. A la reflexión que quiero llegar en cuanto a la educación en Colombia, es que en el momento en que el gobierno brindó unas mejores condiciones para la educación, el estudiantado no la supo aprovechar, y el estado al ver que la gran inversión que estaba realizando no se hacía visible en la sociedad colombiana; ha venido recortando poco a poco el presupuesto del sector y por ende el acceso a ésta es cada vez más difícil.

Es muy cierto que el estado tiene la obligación de suministrar educación a sus habitantes, pero también es un deber de los colombianos, aprovechar esa oportunidad de formación académica y posteriormente hacerlo productivo para el país. La academia juega un papel fundamental en el desarrollo económico de una nación, y hay que medir si los rendimientos sociales de los egresados de nuestras universidades están siendo inferiores a la inversión que el estado está haciendo en ellas.