Friday, March 24, 2006


TESTIGO SILENCIOSO DE UN PASADO

Por: Gina Romero González

Esta torre se encuentra construida sobre un lienzo de muralla y constituye uno de los símbolos arquitectónicos más conocidos de Cartagena; diariamente miles de personas transitan por este emblemático monumento, ubicado en pleno corazón de la heroica, y que podríamos considerar la fachada de la ciudad antigua.

Esta construcción se encuentra ubicada entre las plazas de los coches y de la paz, y ha sido testigo de los grades cambios tanto físicos como sociales que ha sufrido la ciudad desde hace más de cinco siglos; siendo en sus orígenes, la entrada de la ciudad, para hoy en día ser considerada como un sitio turístico de gran valor histórico, que ya no es visitado por mercaderes de esclavos, sino por personas de todo el mundo que están interesadas en apreciar con sus propios ojos la belleza de esta obra.


Su construcción tuvo lugar en el año de 1601 y en sus inicios fue llamada “la puerta del puente”, debido al viaducto de madera que pasaba por encima del caño de san Anastasio, uniendo así la isla de Getsemaní, con la de Calamarí (centro).

Esta obra se convirtió en la puerta principal de la ciudad desde 1631 cuando se concluyó el cerco amurallado, años más tarde fue parcialmente destruida por el barón de Pointis, y en 1704 fue reparada por el ingeniero Juan Herrera y Sotomayor quien le agregó la portada barroca y las cuatro columnas toscanas que la adornan, adicionándole además, dos bóvedas laterales a prueba de bombas para el almacenamiento de víveres y municiones.

En 1874, se colocó en ese alojamiento un reloj que se trajo de Estados Unidos, y después de 63 años fue remplazado por el actual, importado de suiza, siendo trasladado aquel al templo de torices.

En el año de 1888 y por orden de la municipalidad se le realizó una nueva restauración a la torre, esta labor estuvo a cargo del arquitecto Luis Felipe Jaspe Franco, quien cambió la estructura cuadrada y que sólo contaba con dos caras del reloj, por un diseño, octagonal, que presenta cuatro caras de reloj, cambiando visiblemente de un estilo barroco a un estilo gótico.

El conjunto arquitectónico utilizó como base el cuerpo fabricado por Herrera logrando en total una altura de 30 metros. Tomando como referencia la plaza de los coches; la bóveda lateral derecha fue abierta en 1803 y 102 años más tarde, por iniciativa del comerciante cubano Francisco Balmaceda, se descubrió la bóveda lateral izquierda.

Edgar Verbel Julio un reconocido guía turístico de nuestra ciudad ha llevado a cientos de turistas a conocer esta maravillosa construcción, ya que, considera que “la torre del reloj se ha constituido en un símbolo de la parte antigua de Cartagena, no sólo ante Colombia sino ante todo el mundo entero, y aunque el Castillo de San Felipe de Barajas nunca dejara de ser el símbolo por excelencia de nuestro corralito de piedras, se puede decir que la torre del reloj tiene un significado especial y tradicional en la vida cartagenera, desde su construcción hasta nuestros días y por eso vale la pena que todos lo conozcan”

Con el transcurso de los años esta construcción ha ido adquiriendo distintos nombres; luego de llamarse “puerta del puente” la denominaron “boca del puente”, más tarde “puerta del reloj” y por último “torre del reloj” o “reloj público”; como es conocida en la actualidad.

En realidad, lo importante no es el nombre por el que conozcamos o llamemos a este monumento, lo que en verdad importa es que sepamos valorar su historia y lo reconozcamos, más que como in simple sitio de encuentro o de paso obligado, como un patrimonio de Cartagena y el mundo, digno de admirar.

1 comment:

miguelopina said...

Ginita, muy chevere tu artículo me gusta mucho tu estilo, sigue así bye